En medio de una crisis humanitaria profundizada por el silencio y el desdén de quienes deberían ofrecer soluciones o consuelo, llegaremos a las elecciones del domingo 6 de junio en Jalisco.
Tema oscuro, soterrado, al que poco se refiere el gobernador del estado, Enrique Alfaro Ramírez, mientras que el problema crece y se profundiza, dejando una larguísima estela de angustia, desesperación, desencanto, frustración y tristeza, en quienes durante años han arrastrado su dolor por todos los rincones del estado, buscando desesperadamente a sus seres queridos, quizá con la única esperanza de confirmar la certeza sobre el lugar donde quedaron sus huesos, para rendir culto a su memoria.
Los desaparecidos, se encuentran en la misma vertiente de las fosas clandestinas y de las inhumaciones al margen de la ley. Son producto de la misma violencia y causan el mismo dolor, porque casi siempre son desgracias que van juntas.
Son dolores que se complementan y que se comparte, sin que se hayan establecido en los dos años que han transcurrido de la actual administración, alguna estrategia que rinda frutos para prevenir, combatir a las bandas que secuestran y matan, y castigar a los culpables. Por lo menos, públicamente, no hay evidencia de que la autoridad se haya esforzado lo suficiente para cumplir con su deber.
Son demoledoras las estadísticas que ofreció el pasado viernes 29 de enero del 2021 el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas.
Entre diciembre de 2018 y diciembre de 2020, Jalisco se convirtió en la entidad del país con más desaparecidos: 3 mil 724 casos, lo que representa un 22.6% del total en todo el territorio nacional.
También Jalisco es el estado de la República que concentra el mayor número de cuerpos exhumados de fosas clandestinas. Sólo en el 2020, de los mil 86 encontrados en el país, 433 se documentaron en Jalisco (39.8%).
El investigador Darwin Franco advierte, en un artículo publicado el pasado 14 diciembre del 2020 en la plataforma digital ZonaDocs, que el incremento de homicidios dolosos, pero sobre todo la localización de fosas clandestinas y la exhumación de cuerpos de personas fallecidas no identificadas ha propiciado una crisis forense más en el estado; al acumular en los dos últimos dos años, mil 890 cuerpos de personas fallecidas no identificadas.
Las estadísticas, pese a que por sí mismas son duras, no alcanzan a reflejar la profundidad del drama y del agravio. (Por Pedro Mellado Rodríguez)