Estamos entrando en la fase más importante e intensa de las campañas electorales rumbo a los comicios del domingo 6 de junio del 2021 y hay en el aire (y en las redes) muchos distractores que tratan de influir en las preferencias de los ciudadanos.
Es muy evidente que las redes sociales, principalmente Twitter, Facebook, WhatsApp y YouTube, son utilizadas por partidos y candidatos para lanzar y difundir descalificaciones, ataques personales o noticias falsas sobre sus opositores.
“Sin una fiscalización clara, los equipos de campaña a nivel federal o local contratan estrategas digitales que les prometen crear “climas de opinión pública” a partir de la difusión de una noticia real o falsa, ya sea para posicionarse o para denostar al rival”, publicó Grupo Reforma el domingo 4 de marzo del 2018
Eduardo Portas, fundador de Capital Social Investigaciones (Investigaciones de Interés Público según Google Trends e Investigaciones de Percepción en Twitter) consideró en esa ocasión, citado por el medio de comunicación, que el volumen de actividad en las redes sociales no garantiza un aumento en la intención de voto, como revelan algunas encuestas.
¿Por qué se han devaluado las redes?, pregunta el experto y contesta: “La respuesta tiene que ver con la naturaleza de las mismas. En esencia, nunca fueron planeadas como instrumentos de información noticiosa, sino como sistemas para intensificar la comunicación personal, de ahí que las marcas y el gran comercio hayan sido los más beneficiados con su creación y no los difusores imparciales de noticias”.
En marzo del 2018 empezó a funcionar el Barómetro Electoral de Bloomberg, una consultora estadounidense, socia del periódico El Financiero de la Ciudad de México. Un agregador de encuestas que semana tras semana hasta el día de la elección, el 1 de julio del 2018, funcionó como una plataforma agregadora de encuestas que ponderaba las tendencias de los estudios demoscópicos que se publicaban tanto en empresas consultoras como en medios de comunicación.
Bloomberg LP (Limited Partnership) es una compañía estadounidense que ofrece software financiero, datos y noticias. Fue fundada en 1981 por Michael Bloomberg, ex alcalde de la ciudad de Nueva York. En México está asociada con el periódico El Financiero.
Al explicar la metodología utilizada para elaborar su Barómetro Electoral, Bloomberg explicó que se basaba en un sistema de agregación de encuestas ponderadas por su nivel de calidad: “Se les asigna mayor ponderación con base en lo siguiente: precisión de la casa encuestadora en sondeos para las campañas presidenciales del 2006 y 2012, qué tan recientemente fue levantada la encuesta, tamaño y margen de error de las muestras; También los sondeos realizados en vivienda reciben mayor peso que aquellos por teléfono”.
Además señalaba que con respecto al desempeño de las casas encuestadoras en elecciones pasadas, a las encuestas se les da mayor peso conforme sus resultados se acercaron al resultado de la elección y si fueron realizadas por empresas que registraron sus estudios ante el Instituto Nacional Electoral (INE) durante las campañas presidenciales de 2006 y 2012.
Bloomberg aclaró: “A casas encuestadoras nuevas o que no tienen estudios registrados en las elecciones pasadas se les da una ponderación menor porque el sistema no tiene información para evaluar su desempeño. Encuestas nuevas que hayan sido incluidas preliminarmente en la ponderación podrían ser excluidas si no cumplen con la entrega al INE en tiempo y forma de los detalles de su sondeo (su vitrina metodológica)”.
¿Por qué Bloomberg no tomaba en cuenta los sondeos en redes sociales?
Su explicación fue que no incluían los resultados derivados de sondeos en redes sociales (en particular, los levantamientos entre usuarios de Facebook) por tres razones fundamentales:
1.- Los usuarios de redes sociales suelen ser más jóvenes y tener un nivel socioeconómico más alto que la sociedad en general. Esto introduce sesgos en la selección de entrevistados que pueden ser mitigados al postestratificar los resultados para darles a los grupos subrepresentados en el estudio un peso similar al que tienen en la población general. Pero hacerlo no mitiga sesgos que vengan de las diferencias en las preferencias políticas entre quienes son usuario de las redes sociales y quienes no lo son.
2.- No hay forma clara de saber quiénes fueron invitados o no a participar en la encuesta porque los sistemas que controlan las invitaciones son, básicamente, cajas negras que impiden conocer el marco muestral y los mecanismos de selección de los invitados a participar en el sondeo. Esto hace imposible calcular cualquier medida de incertidumbre de los resultados y hace inútiles sus muestras, que son grandes, para estimar qué tan precisos son los resultados en realidad.
3.- Los participantes son autoseleccionados, esto es, deciden participar o no por motivos que no son cuantificables y son seleccionados de una población desconocida e inverificable. Hay indicios de que los sondeos de redes sociales incluyen cantidades no triviales de usuarios falsos o cuyas respuestas son influidas por motivos económicos distintos a expresar sus preferencias electorales.
Puntualizaba Bloomberg que las encuestas en redes sociales no eran consideradas como válidas por la industria demoscópica, al menos no para generalizar sus resultados a la población en general. Explicaba que agregarlas a la media ponderada iría en contra de los estándares de la industria, según criterios de la Asociación Americana para la Investigación de la Opinión Pública. Además, dado que el tamaño de las muestras que manejan es muy elevado, agregarlas a la media ponderada que calculaba este sistema causaría un sesgo significativo a favor de sus resultados, afectando con ello su validez.
El espacio infinito de la red es todavía un terreno complejo sobre el cual se están experimentado muy variados métodos para tratar de obtener información confiable y representativa, con respecto a las tendencias electorales, como son los casos del uso de robots para aplicar cuestionarios de encuestas o sondeos de opinión a través de redes de usuarios de WhatsApp. (Por Pedro Mellado Rodríguez / Imágenes: Redes Sociales)