A riesgo de que la enfermedad se expanda y siga contaminando perniciosamente a varias regiones de Jalisco, tarde o temprano, tanto autoridades estatales como federales -incluyendo Guardia Nacional, Ejército y Marina Armada de México-, tendrán que enfrentar al monstruo.
Está identificado y ubicado, y aunque podría decirse que las acciones que llevó a cabo el pasado domingo 6 de junio del 2021 podrían considerase poco significativas, no dejan de ser un desafío a la autoridad, un mensaje de que ahí está y de que en los territorios por él secuestrados, por la fuerza de las armas y el miedo, impone su ley.
La jornada electoral transcurrió, según reporte de las autoridades, en completa calma. Hasta que en los últimos minutos del domingo 6 de junio del 2021 trascendió, que se habían robado por la fuerza algunas urnas en Villa Purificación, municipio ubicado en la región Costa Sur de Jalisco, que colinda con Tomatlán y Ayutla, por el norte; por el este con Autlán de Navarro y Casimiro Castillo; con linderos por el sur con la Huerta y vecino por el oeste con Tomatlán.
El lunes temprano ya estaba claro que grupos armados irrumpieron en 5 municipios de la región, comprendidos en el Distrito 18 con cabecera en Autlán de Navarro, para intimidar a funcionarios de casilla y autoridades electorales, durante la etapa de escrutinio y cómputo de los sufragios, la tarde-noche del domingo.
Las autoridades, tanto del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, como de la Vocalía Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral en la entidad, recurrieron a la Guardia Nacional para tratar de recuperar documentos de alrededor de 26 casillas, robadas o secuestradas en los municipios de Villa Purificación, Casimiro Castillo, Autlán de Navarro, Unión de Tula y La Huerta.
Región de singulares riegos, es territorio dominado por el crimen organizado.
Hay antecedentes que así lo ilustran. El viernes 1 de mayo del 2015, en las inmediaciones Casimiro Castillo ocurrió un enfrentamiento entre elementos del Ejército y pistoleros que presumiblemente protegían al capo Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Ese día, cerca de Casimiro Castillo los delincuentes derribaron un helicóptero y mataron a ocho militares.
Casi en forma simultánea, como reacción violenta de la delincuencia, que mostró su fuerza, hubo 39 narco bloqueos atribuidos al crimen organizado, que afectaron a siete municipios de la zona metropolitana de Guadalajara y a 18 del resto del estado. El gobierno del priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz reportó 5 gasolineras incendiadas, daños en 11 sucursales bancarias, 19 detenidos, 19 lesionados, 26 rutas de transporte afectadas, 36 vehículos quemados y 2 comercios dañados.
En diversas ocasiones los medios de comunicación han documentado la presencia de ese grupo delictivo que está asentado en las regiones Sur y Costa Sur de Jalisco.
En la comunidad de El Alcíhuatl, en el municipio de Villa Purificación, Jalisco -relata una nota del periódico El Universal del 27 de julio del 2020-, el gabinete de seguridad federal identificó un hospital que el capo Nemesio Oseguera Cervantes, mejor conocido como “El Mencho”, mandó construir para atenderse de los males que le aquejan.
“Desde el año pasado -explica el periódico-, autoridades federales obtuvieron información de que el líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, que tiene 54 años, padece insuficiencia renal, lo que ha deteriorado su salud y dificultado su refugio en zonas serranas de los estados de Jalisco, Michoacán y Colima”.
Según el periódico capitalino, el referido nosocomio se encuentra a no más de 50 kilómetros de Villa Purificación, uno de los principales bastiones del CJNG. Agrega que en el sexenio pasado, del priista Enrique Peña Nieto, las áreas de inteligencia federales detectaron movimientos de “El Mencho” en zonas de los municipios jaliscienses de Autlán de Navarro, Casimiro Castillo, El Grullo y Villa Purificación, donde se trasladaba con equipo de seguridad cercano.
La información sobre esta malévola presencia y la fragilidad de la seguridad en una amplia región secuestrada por el crimen organizado está de sobra documentada. También son claros los desafíos que ese grupo delictivo ha planteado al gobierno, en su más amplia expresión. Resueltas las contiendas electorales, alguien tendría que tomar la iniciativa. (Por Pedro Mellado Rodríguez)