En los tiempos que corren vemos con naturalidad que los principales partidos en la contienda tienen posibilidades de ganar gubernaturas, en cualquiera de las 32 entidades del país. Sin embargo, el trayecto hacia este clima de pluralidad política se fue construyendo en México paulatinamente, en las últimas tres décadas.
Hubo dos elecciones históricas: la primera en 1989, cuando un candidato de derecha llegó al poder a Baja California Norte, y la segunda ocho años después, en 1979, cuando la oposición de izquierda ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (hoy llamado formalmente Ciudad de México).
En 2021 se disputarán 15 gubernaturas, pero la repartición del país refleja que actualmente el PRI tiene el poder en 12 entidades: Estado de México, Oaxaca, Guerrero, Coahuila, Hidalgo, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Zacatecas, Tlaxcala, Campeche y Colima. El PAN administra otros 10 estados: Guanajuato, Chihuahua, Tamaulipas, Querétaro, Yucatán, Quintana Roo, Durango, Aguascalientes, Nayarit y Baja California Sur. Morena gobierna 6 estados: Ciudad de México, Veracruz, Puebla, Chiapas, Baja California y Tabasco.
Mientras que con una sola gubernatura están: PRD, Movimiento Ciudadano, el Partido Encuentro Social y un independiente administra Nuevo León.
“Con esto se inicia ahora sí un nuevo México”, exclamó la noche del domingo 2 de julio de 1989 el panista Ernesto Ruffo Appel, quien podría convertirse en el primer gobernador de Oposición en la historia del País, advertía la nota publicada por el periódico El Norte, de Monterrey, el lunes 3 de julio de ese histórico año.
La noche de ese domingo, el candidato albiazul a la gubernatura de Baja California declaró al periódico El Norte tener el 35 por ciento de las actas de escrutinio y que confiaba reunir el 95 por ciento antes que amaneciera.
Ruffo Appel señaló que con esto a los mexicanos les quedará muy claro que en México “sí se puede”.
Ernesto Ruffo Appel, el primer gobernador de oposición en la historia de México ganó en Baja California Norte con 204 mil 120 votos, para el 52.3% de los sufragios captados en las urnas; fue segunda la priista Margarita Ortega Villa, con 162 mil 941 votos, el 41.8%; y quedó tercera Martha Maldonado Zepeda, de la alianza PRD-Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, con 13 mil 271 sufragios, para el 3.3% de la votación total.
El 5 de julio de 1989 publicó el periódico El País, de España: “Por primera vez en sus 60 años de existencia, el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) aceptó haber perdido una elección para gobernador. En un extenso comunicado en el que se declara satisfecho por la ‘modernización’ y el ‘cambio’ a los que se ha sometido el partido, el presidente de éste, Luis Donaldo Colosio, informó el martes por la noche (madrugada de ayer en España) de que ‘la tendencia de los resultados’ indica que Ernesto Ruffo triunfó en los comicios celebrados el domingo en el Estado de Baja California Norte”.
Agregaba El País: “A excepción del reconocimiento por parte de Colosio de la derrota priista, no ha habido ninguna sorpresa para los que han seguido de cerca el proceso electoral en el Estado fronterizo con Estados Unidos. Ruffo es un joven empresario pesquero nacido en Estados Unidos y nacionalizado mexicano hace tan solo unos años. El político es, sin embargo, extremadamente popular, y había sido alcalde de la ciudad de Ensenada, precisamente en Baja California Norte. El reconocimiento de su triunfo por el PRI no ha sido tan simple. Ruffo y su partido crearon lo que se denominó Ejército de la Democracia: miles de militantes desparramados por todo el Estado y que cubrían cada centro de votación. Allí, los delegados de Ruffo se mantuvieron atentos y vigilantes hasta que concluyó la jornada electoral, y no se movieron del lugar hasta no tener en sus manos una copia del acta con los resultados”.
La noche del 6 de julio de 1997 llegó a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México el primer candidato de izquierda en la historia de la capital del país, al triunfar el aspirante del PRD Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
“Para el priista Alfredo del Mazo, en su derrota no hubo culpables. Las manos le temblaban y con voz pausada y rostro inexpresivo, reconoció el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas a quien le deseó éxito en su gestión por el bien de la Ciudad de México. En sus oficinas privadas de Polanco, 10 minutos antes de que se cerraran las casillas de votación, Del Mazo recibió el primer reporte, la tendencia le desfavorecía”, informó el su edición del lunes 7 de julio de 1997 el periódico Reforma.
La nota agregaba que en las oficinas de campaña del candidato del PRI la información trató de contrarrestarse con un grupo de 30 trabajadores de la coordinación de operación política, a cargo de Miguel Ángel Yunes, quienes salieron a la banqueta a gritar porras por el triunfo de Del Mazo.
Tres horas después del cierre de casillas Del Mazo llegó al PRI para reconocer que las tendencias en el conteo rápido realizado por su partido favorecían al PRD.
Dijo Del Mazo: “Como habíamos previsto durante la campaña, el proceso ha sido ejemplar por su armonía, por la realización del mismo sin ningún incidente de mayor consecuencia, por su transparencia y por ser un proceso que ha sido, definitivamente, único en términos de su participación”.
Cárdenas Solórzano obtuvo 1 millón 859 mil 866 votos, para un porcentaje del 48.09%, contra 990 mil 306, el 25.60%, del candidato priista Alfredo del Mazo González. Y en tercer lugar se ubicó el aspirante del PAN, Carlos Castillo Peraza, con 602 mil 466 sufragios, para el 15.58% de la votación total.
Después, en el 2000 se dio la alternancia en la Presidencia de la República, con la victoria del panista Vicente Fox Quesada y en 2018 la izquierda triunfo por primera vez en la disputa del máximo cargo en el país, con Andrés Manuel López Obrador. El tránsito hacia la pluralidad democrática ha tenido un accidentado trayecto de por lo menos 31 largos años. (Por Pedro Mellado Rodríguez / Imagen: portadas de los periódicos El Informador y Reforma, del lunes 7 de julio de 1997)