Cuando no se ve a un familiar, cuando no se sabe qué le pasó y dónde está, esto provoca un profundo impacto emocional en niñas, niños y adolescentes, quienes pueden experimentar los siguientes impactos psicológicos que describe la profesora investigadora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, Elsy Claudia Chan Gamboa.
“Puede haber desde en lo cotidiano insomnio, angustia, ansiedad, falta de tranquilidad emocional, estrés postraumático, depresión y un miedo a que esto pueda permear a otros miembros de la familia”.
La investigadora insistió que ante la falta de tranquilidad emocional, la niñez que tiene un familiar desaparecido tiene dificultades para aprender porque el miedo y tristeza altera su proceso de atención y concentración. (Por Pricsila Hernández Flores)
