El pasado 14 de mayo, el Sol registró su erupción más intensa del año con una llamarada de clase X2.7, captada por el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA.
Clasificada dentro de la categoría más poderosa de la escala, la explosión solar se originó en la región activa 4087, donde recientemente se han detectado múltiples manchas solares.
Aunque no se prevé un impacto directo en la Tierra, este tipo de fenómenos puede alterar las comunicaciones por radio, GPS y redes eléctricas.
La NASA y la NOAA han intensificado el monitoreo del clima espacial, ya que el aumento de actividad solar podría anticipar más eventos en los próximos días.
