La falta de capacidad operativa en la aduana de Manzanillo sigue afectando a importadores y transportistas, con aumentos de entre 20 y 30 por ciento en sus costos.
Desde mayo, tras un paro laboral, el puerto opera al 60 por ciento y enfrenta saturación por revisiones más estrictas, aplicación de PAMA y demoras en los semáforos aduanales.
Los tiempos de carga pasaron de cinco a 12 horas, y si hay revisión adicional, el contenedor puede tardar hasta tres días.
El congestionamiento ha obligado a desviar embarcaciones a otros puertos como Lázaro Cárdenas, encareciendo aún más la logística.
Se estima que el regreso a la normalidad podría tardar al menos cuatro semanas.
