El gobierno mexicano sabía, desde el 2019, que el tramo donde ocurrió el accidente del Tren Interoceánico en Oaxaca, donde murieron 13 personas y 98 resultaron heridas, tenía complicaciones técnicas por las “pendientes y curvaturas elevadas”, pues está en una zona montañosa.
La Auditoría Superior de la Federación observó una deficiente planeación de los trabajos, al subrayar que la rehabilitación inició sin contar con los estudios, proyectos y el programa de ejecución terminados y sin permitir a los licitantes ofrecer una proposición solvente para trabajar de forma ininterrumpida.
Por su parte, la empresa estatal se justificó diciendo que el proyecto se encontraba dentro del caso de obras públicas de gran complejidad.



