Aunque el peso mexicano se ha fortalecido, millones de familias que dependen de remesas enfrentan un escenario adverso por la depreciación del dólar, una caída del 12 por ciento en los envíos y la posible entrada en vigor de un impuesto del 3.5 por ciento.
Expertos advierten que el impacto será directo en el consumo básico de millones de hogares, sobre todo en estados como Jalisco, donde municipios como Guadalajara y Zapopan figuran entre los principales receptores.
La apreciación del peso, la incertidumbre migratoria en Estados Unidos y el temor a ser rastreados desalientan el envío de dinero, lo que podría llevar a migrantes a recurrir a canales informales, con mayores riesgos para sus familias.
