En el cruce de las avenida Lapizlázuli y Topacio los semáforos están de cabeza, así literal, y es que a raíz de la tormenta del pasado miércoles ese crucero no sólo se quedó con los semáforos apagados sino que uno quedó de cabeza y para evitar que se viniera abajo alguien lo ató con los mismos cables de luz, con lo que ahora parece piñata.
El desorden vial lo complementa una obra del SIAPA en este crucero que incluye tierra, cemento y varios conos naranja, esto en pleno cruce de avenida Lapizlázuli y Topacio. (Por José Luis Jiménez Castro)