No podemos acostumbrarnos al horror. No podemos asumir con naturalidad que un grupo de sujetos armados pueda ingresar por la fuerza a un domicilio, secuestrar a algunos de sus moradores, para después ultimarlos y abandonarlos por ahí en algún paraje desolado.
No podemos observar con naturalidad y terrible certeza, que no hay alguien que defienda a la sociedad mientras las bandas delictivas transitan impunemente por nuestras calles, carreteras y caminos, ante la complaciente mirada de los integrantes de los cuerpos de seguridad, que por complicidad o miedo los solapan y hasta colaboran con ellos.
No podemos resignarnos a la idea de que las bandas delictivas tomen por asalto algunas regiones del estado para convertirlas en campos de batalla y muerte, de los cuales la gente buena y de bien tiene que huir, abandonado sus hogares y sus tierras, porque no hay alguien que defienda sus vidas y sus propiedades.
No podemos ser complacientes, como sociedad, con la ineptitud, y con la actitud irresponsable y medrosa de autoridades que ante la fuerte arremetida criminal simplemente se repliegan y guardan cobarde y cómplice silencio.
No podemos admitir, como sociedad, que la más alta autoridad de gobierno asuma la presunción de que las bandas del crimen organizado hubiesen penetrado las corporaciones preventivas e investigadoras del crimen, sin que se investigue, procese y sanciones a los violadores de la ley que además, traicionan la confianza de la gente.
Dos pinceladas ilustran el horror que vivimos en Jalisco.
“Los tres hermanos González Moreno fueron abandonados sin vida en un tramo carretero el domingo, informaron familiares. Los reportes preliminares señalaron que los cuerpos de José Alberto, Luis Ángel y Ana Karen fueron abandonados en el kilómetro 27 de la Carretera a Colotlán, en el Municipio de San Cristóbal de la Barranca”, dice hoy lunes 10 de mayo del 2021 el periódico Mural en su plataforma digital.
“La Fiscalía del Estado ya había informado la tarde del domingo sobre el hallazgo de dos hombres y una mujer en ese tramo, cerca de la localidad El Pueblito, esto alrededor de las 10:26 horas, pero la familia fue notificada horas después. Los hermanos fueron privados de la libertad la noche del viernes en el domicilio de uno de ellos en la Colonia San Andrés, en Guadalajara”, agrega.
Esta mañana Mural publica en la portada de su edición impresa: “Por la violencia de la última semana en Teocaltiche suman ya 376 personas desplazadas, de las cuales 115 son menores edad, según la Parroquia del Divino Salvador. Tras el enfrentamiento del viernes, en la localidad de El Saucito, la Fiscalía dio información preliminar de los hechos. Desde entonces ninguna autoridad ha dado datos oficiales sobre las personas afectadas ni de la narcopugna entre el Cártel de Jalisco y el de Sinaloa”.
Agrega: “Hasta ayer sumaban 7 localidades cuyos habitantes han tenido que abandonar sus hogares para buscar refugio. Se resguardan en otros 8 pueblos, entre ellos Mechoacanejo, desde donde la comunidad religiosa ha entregado 450 despensas y diversos artículos, pero aún faltan víveres”.
Pero el catálogo de los horrores y de la incuria gubernamental es interminable. Incluye miles de desaparecidos, miles de homicidios dolosos, cientos de cuerpos exhumados de fosas clandestinas que han incrementado la estadística de la vergüenza y el dolor.
En este Estado Fallido, que ha cedido espacios al crimen organizado en amplios territorios de todas las regiones de la entidad, la gente tiene miedo, incertidumbre, angustia. Pero también una enorme rabia porque quienes deberían protegerla han claudicado en sus más elementales responsabilidades.
Aun así, la gente no debe acostumbrarse al horror, ni a la normalización de la violencia criminal, que el Estado no ha podido, no ha sabido o no ha querido combatir. Habría que exigirle a quienes buscaron y asumieron la responsabilidad de gobernar, que cumplan sus deberes con firmeza y con valor, y que si no pueden, renuncien para que la gente busque a otros que sí tengan el ánimo y el temple para proteger a la sociedad. (Por Pedro Mellado Rodríguez)