Para lubricar su ambición de ser candidato presidencial en 2024, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, tendrá una potente caja de resonancia, en el estado de Nuevo León, con la llegada a la gubernatura de esa entidad del emecista Samuel García Sepúlveda.
Alfaro Ramírez tendrá en García Sepúlveda el mejor eco para sus propuestas y reclamos, y seguramente un aliado incondicional en su cruzada contra el gobierno federal, al que reclama -desde su muy particular visión- su centralismo, autoritarismo e injusticias en materia fiscal.
Nada extraño sería que el eco de Jalisco llegara con mucha potencia a Nuevo León y que García Sepúlveda también pretendiera avanzar por el camino de la “refundación”, que hasta el momento ha estado en compás de espera en nuestra entidad.
Igual, el bisoño mandatario neoleonés podría convocar a una consulta para sondear la potencial salida de su estado del Pacto de Coordinación Fiscal y hasta asumir como propia la temeraria idea de redactar una nueva constitución, como es aspiración de su homólogo jalisciense.
Jalisco y nuevo León son dos de las cuatro entidades con más poder económico e influencia política en México, junto con el Estado de México y la Ciudad de México.
Alfaro Ramírez y García Sepúlveda gobernarán a una población de 14 millones 132 mil 593 personas, según datos del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El 11.21% de la población del país, estimada en 126 millones 14 mil 24 personas.
También, juntos Jalisco y Nuevo León suman 10 millones 404 mil 416 potenciales votantes, el 11.12% del total nacional, tomando como base la Lista Nominal de Electores con corte al sábado 10 de abril, que se usó en los comicios del pasado 6 de junio del 2021.
La primera muestra de la gran influencia del gobernador Alfaro Ramírez en García Sepúlveda se observó el pasado domingo 2 de mayo del 2021, cuando el entonces candidato a la Gubernatura de Nuevo León por Movimiento Ciudadano, presumió en un debate el escudo urbano de cámaras C5 de Jalisco y la Policía Metropolitana de Guadalajara, que en nuestra entidad han sido proyectos fallidos.
“Cada semáforo en Nuevo León, mil 100 cruces deberían tener una cámara, un GPS y estar todos conectados al C5, Jalisco ya lo logró. Jalisco tiene una Policía Metropolitana en la que Zapopan y Guadalajara pueden coordinarse, aquí no se hablan por temas políticos”, aseguró García Sepúlveda.
Alfaro Ramírez y Movimiento Ciudadano tendrán una cómoda mayoría en el Congreso de Jalisco con el apoyo de sus aliados incondicionales del PAN.
Sin embargo, para Samuel García la tarea de gobernar será ingrata, con un congreso adverso, en el cual habrá mayoría del PAN y de la coalición PRI-PRD, que lograron 10 y 12 distritos electorales, respectivamente, de un total de 26. Los cuatro distritos restantes fueron para la coalición Morena-Partido del Trabajo-Partido Verde.
En Nuevo León hay también 16 diputaciones de Representación Proporcional, de las cuales MC podría obtener entre cuatro y cinco.
Una de las primeras dificultades que enfrentará García Sepúlveda será la aprobación del Presupuesto de Egresos, pues el Artículo 63 de la Constitución neoleonesa señala que es facultad de la Cámara de Diputados estatal: “Examinar y aprobar anualmente, a propuesta del Gobernador, la Ley de Ingresos del Estado y los proyectos y arbitrios de pública utilidad. Una vez analizado y discutido el proyecto de Ley de Ingresos de Estado que corresponda, el Congreso podrá modificarlo, motivando y justificando los cambios realizados”.
Si los gobernadores de Jalisco y Nuevo León armonizan tendrán una fuerte presencia en el país. Pero estará latente, siempre, la posibilidad de que en dos o tres años ambicionen el mismo poder y pretendan encabezar el mismo proyecto rumbo a la Presidencia de la República.
Tres años son un largo trecho para el que tiene prisa, pero son demasiado tiempo en política, en donde las condiciones pueden cambiar en cuestión de horas, días o semanas. (Por Pedro Mellado Rodríguez)