El mercado ilegal de cigarros y vapeadores se ha convertido en una de las fuentes de financiamiento más activas del crimen organizado en México, según el informe Humo, vapeo y poder.
El documento revela que al menos siete cárteles operan y expanden estas economías ilícitas gracias a la prohibición de vapeadores y la falta de regulación efectiva.
Las organizaciones importan dispositivos desde Asia, los reempaquetan y distribuyen por redes digitales que incluso reclutan a menores.
El tabaco ilegal ya representa dos de cada diez cigarros consumidos y mueve hasta 20 mil millones de pesos anuales.
El informe advierte que esta “caja chica” financia armamento, logística y enfrentamientos en 16 estados, y demanda una estrategia nacional con trazabilidad, control aduanal y combate frontal a estas redes.


