Pedro es otra víctima de los cables colgantes de Guadalajara.
Él circulaba en su bicicleta por la calle Reforma en Santa Tere, cuando un cable se le atoró, esta vez no en el cuello, sino en el pie.
“Yo venía, iba en la bicicleta aquí por Clemente Orozco y Reforma, iba pegado junto a un poste y estaba un cable colgando que no se veía porque el color es de poste, como de teléfonos y pues estaba obscuro y me atoré un pie, me caí y me raspé el brazo”.
Y lo mismo, a la hora de reclamar no supo a quién, pues de las telarañas de cables que hay por toda la ciudad, nadie se hace responsable. (Por José Luis Jiménez Castro)