Su rostro ajado está irreconocible al cumplir 92 años de una azarosa vida, que lo ha atrapado en los vaivenes del extravío ideológico, a tal grado que en los comicios del próximo 6 de junio del 2021 irá de la mano de su rival ideológico histórico, el Partido Acción Nacional, fundado en 1939, como reacción a las políticas consideradas populistas y a las ideas, calificadas como socialistas, del régimen del presidente Lázaro Cárdenas del Río.
El PRI se acerca a cumplir el siglo de vida extenuado por el descrédito de gobiernos que naufragaron en un espeso mar de corrupción.
En este largo recorrido de caso 10 décadas, sólo tres jaliscienses han sido presidentes del partido que se presume heredero de la filosofía de la Revolución Mexicana.
Embrión del actual PRI, el Partido Nacional Revolucionario se fundó el 4 de marzo de 1929; cambió su nombre a Partido de la Revolución Mexicana el 30 de marzo de 1938 y finalmente, desde 18 de enero de 1946, asumió su actual nombre: Partido Revolucionario Institucional.
En 1928, recién llegado de la Unión Soviética, donde había cumplido su encomienda como primer Embajador de México en esa nueva nación, el jalisciense Basilio Vadillo fue invitado por el General Plutarco Elías Calles a darle cuerpo a los fundamentos teóricos del embrionario Partido Nacional Revolucionario.
Dos años después Vadillo ocuparía la presidencia del PNR durante 39 días, pues siendo gente leal al presidente Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), provocó el enojo del llamado Jefe Máximo, Elías Calles, al destituir a uno de sus protegidos, el Secretario de Actas del Comité Nacional del partido, Diputado Zenón Suárez.
Calles envió a Gonzalo N. Santos, “El Alazán Tostado”, cacique de la Huasteca Potosina, para que hiciera recapacitar al dirigente nacional del PNR, quien no sólo reclamó a Basilio Vadillo el despido de Suárez, sino que incluso lo tomó por el cuello y hasta lo golpeó. Al día siguiente, Vadillo renunció a su cargo, luego de ser dirigente nacional del 11 de febrero de 1930 al 22 de abril del mismo año (Memorias, de Gonzalo N. Santos, Editorial Grijalbo, 1984. Págs. 461-463).
Otro jalisciense, Silvano Barba González, fue el último presidente del PNR, quien desmontó todo el aparato armado por Plutarco Elías Calles, para darle curso al surgimiento del Partido de la Revolución Mexicana, con sus tres sectores básicos: obrero, popular y campesino. Barba González fue el operador político del Presidente Lázaro Cárdenas y encabezó el PNR del 28 de agosto de 1936 hasta el 30 de marzo de 1938.
Con el mismo Cárdenas, Silvano Barba fue Secretario de Gobernación, del 18 de junio de 1935 al 25 de agosto de 1936, y firmó la orden para que Calles abandonara el País, a su exilio forzado.
El último jalisciense que presidió el PRI nacional fue Javier García Paniagua, de marzo a septiembre de 1981. Dejó la dirigencia del partido luego que expresó su disgusto por la postulación de Miguel de la Madrid Hurtado a la presidencia de la República, pues se dijo engañado por el Presidente José López Portillo, quien le habría dado esperanzas de alcanzar la candidatura. De la Madrid (1982-1988) hizo candidato a Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
El ejemplo más emblemático del profundo cambio que experimentaron los gobiernos priistas lo representa la administración de Salinas de Gortari.
“La presidencia de Carlos Salinas (1988-1994) entrañó para México una transformación radical en varios terrenos. En el económico y comercial, las reformas estructurales y constitucionales, la privatización general de las empresas públicas, la supresión de la reforma agraria heredada de la Revolución y la creación del TLCAN abundaron en una modernización de corte liberal, mudanzas que junto con otras reformas de calado en el sistema político coadyuvaron, paradójicamente, al final de la larga supremacía de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI)”, advierte un informe publicado por el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), actualizado el 2 de julio del 2018.
“El reguero de conmociones sufridas en el último año, con el alzamiento zapatista en Chiapas, dos magnicidios de dirigentes priistas y la descomunal crisis financiera que le estalló ya a su sucesor, Ernesto Zedillo, y que arruinó los cacareados logros macroeconómicos del sexenio y empobreció a la población, malparó la reputación de Salinas, que optó por expatriarse”, agrega el referido texto de CIDOB, un laboratorio de ideas independiente y plural con sede en Barcelona, dedicado al estudio, la investigación y el análisis de temas internacionales. Creado en 1973 como Centro de Documentación Internacional de Barcelona, CIDOB es desde 1979 una fundación privada.
“Bajo la Administración de Salinas se ejecutaron las grandes transformaciones estructurales que el presidente consideraba ineludibles para conformar el México moderno del próximo siglo. De entrada, se aceleró la campaña de privatizaciones comenzada en 1982, viéndose afectadas ahora todas las grandes empresas del Estado. Así, fueron entregados al capital privado la telefonía (Telmex, una compañía plagada de denuncias por negligencia en el servicio que en diciembre de 1990 fue adjudicada en pública subasta a un consorcio encabezado por el magnate Carlos Slim Helú), las comunicaciones viales y las aerolíneas, el sector químico, el siderúrgico (Altos Hornos de México), los seguros, las cadenas hoteleras, los medios de radiodifusión (Imevisión, que dio lugar a la TV Azteca) y, finalmente, la banca”, analiza el CIDOB de Barcelona (Por Pedro Mellado Rodríguez / Gráficas: plataforma oficial del PRI)