Sólo quienes viven en los espacios privilegiados del poder o amparados por su manto protector, no observan la realidad en su verdadera dimensión: vivimos en un país con miedo, donde salir a la calle puede convertirse, para mucha gente, en un viaje sin retorno.
Lo más delicado es que, en un país donde todo mundo está expuesto, quienes corren más riesgos son los jóvenes, mujeres o varones, botín apreciado por el hampa que secuestra a las niñas para el negocio de la trata de blancas y a los muchachos, para incorporarlos a los circuitos de distribución de drogas o convertirlos en ejecutores de homicidios.
Pero esto no pareciera importarle a quienes tienen otros números o viven en esa realidad paralela idílica, donde nada perturba el reposo de los dioses, aunque en nuestra ciudades la sucesión de hechos terribles haya adquirido ya carta de naturalización, en un envilecido clima de normalidad perversa, impuesta por el horror y la violencia.
Sin embargo, la realidad es como una pedrada en el ojo, que tercamente se impone, al reflejar que en la percepción de la gente que vive en las principales ciudades y zonas metropolitanas del país, la sensación de inseguridad es muy fuerte para el 71% de las mujeres y para el 60.9% de los varones.
Las Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), correspondiente al primer trimestre del 2021, concluye que las seis ciudades con más elevada percepción de inseguridad en México son Fresnillo, Zacatecas, con 94.2%; Ecatepec de Morelos, Estado de México, con 89.9%; Cuernavaca, Morelos, con 87.8%; Gustavo A. Madero, en Ciudad de México, con 86.4%; Uruapan, Michoacán, con 86.3% y Guadalajara, Jalisco, con 86.1%.
En la principal zona metropolitana de Jalisco se incrementaron los índices de percepción de inseguridad en la mayoría de los municipios, entre diciembre del 2020 y marzo del 2021. Subió del 77.6% al 85% en Tonalá; del 65.6% al 70.2% en Tlajomulco de Zúñiga; del 58.2% al 66.1% en Zapopan, y en Puerto Vallarta el alza fue del 33.7% al 35.5%.
San Pedro Garza García, en Nuevo León, es un remanso de paz en el país, con una percepción de inseguridad de apenas 8.2%. En segundo lugar, a distancia, aparece Tampico, Tamaulipas, con una percepción de inseguridad del 25.2%.
¿Qué es lo que hace tan singular a San Pedro Garza García?
Esta localidad con poco más de 126 mil habitantes es considerada el municipio más rico de América Latina, que en 2018 registró un ingreso per cápita (por persona) de 60 mil dólares anuales (equivalentes a 1 millón 200 mil pesos, al tipo de cambio de 20 pesos por dólar), según la calificadora Fitch Ratings, publicó el 24 de Abril de 2020 la plataforma digital Infobae.
San Pedro Garza García es sede de corporativos transnacionales como Vitro, Alfa, Cemex, Femsa y hogar de los más importantes directivos de esas firmas.
En resumen, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI, en la primera quincena de marzo de 2021, en promedio nacional, el 66.4% de la población de 18 años de edad y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro. Este porcentaje representa un cambio estadísticamente significativo con respecto a los registrados en marzo y diciembre de 2020, que fueron de 73.4% y 68.1%, respectivamente.
Desafortunadamente el INEGI no va más lejos en sus mediciones. Porque si explorara en las zona rurales o en ciudades medias, quizá sus conclusiones serían mucho más desalentadoras.
Apenas el pasado domingo 18 de abril del 2021, el periodista Víctor Manuel Chávez Ogazón publicó en El Occidental de Guadalajara, datos muy reveladores sobre la poca atención que autoridades municipales y estatales ponen en la supervisión del personal que integra o se incorpora a las fuerzas policiacas de Jalisco.
“Las desapariciones forzadas en Jalisco son una realidad, tienen nombre y apellido: En los últimos tres años más de 120 policías de 14 municipios se han visto involucrados en este tipo de prácticas, siempre argumentando que ‘trabajaron’ para grupos de la delincuencia organizada. Hay 49 vinculados a proceso, apenas tres sentencias dictadas en el lapso de tres años, la última de ellas de 50 años de prisión para dos uniformados”, señala su nota.
Con el pretexto de que son los que ganan menos y están más expuestos, los policías municipales han sucumbido ante el poder del dinero y el control de los cárteles de la droga. Son parte de una especie de ‘nómina complementaria’ y hasta los altos mandos se han involucrado en ello, agrega la información de Chávez Ogazón.
Los datos son muy ilustrativos: entre los 49 procesados que hay desde el 2018 a la fecha están tres comisarios generales, un comisario operativo y el resto son tropa. Los doce municipios en donde se han dado este tipo de casos son: San Miguel el Alto, Tecalitlán, Autlán de Navarro, Tlaquepaque, Tecalitlán, Acatic, Totatiche, San Juan de los Lagos, Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalostotitlán, Mezquitic, Poncitlán, Ocotlán y recientemente Tequila.
Este lunes 19 de abril del 2021, en declaraciones a Notisistema, la académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y activista en la defensa de los derechos humanos, Alejandra Cartagena, puntualizó que el Gobierno de Jalisco está rebasado con 12 mil 344 personas desaparecidas en la entidad, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas.
Habría que considerar, señaló la especialista, que en algunos casos están involucrados policías, como sucedió con el secuestro de la familia Villaseñor Romo -tres adultos y dos menores-, que estuvo privada de su libertad desde el 24 de marzo hasta el viernes 9 de abril, cuando extrañamente fue liberada por sus captores, en hechos presuntamente perpetrados por policías del municipio de Acatic, Jalisco.
Desde adentro, el mal carcome los huesos de las estructuras de seguridad en Jalisco y pudre las esperanzas de la gente. El huevo de la serpiente ya ha dado sus vigorosos frutos. (Por Pedro Mellado Rodríguez)