Alan Jair Álvarez Andrade, policía municipal de Guadalajara de 32 años y conocido entre sus compañeros como “Barracita”, falleció a causa de un derrame cerebral, pero su última acción fue un acto de heroísmo: la donación de sus órganos, que beneficiarán a seis personas.
Elementos de la corporación lo despidieron con honores en una ceremonia solemne. Álvarez Andrade sirvió cinco años en la Comisaría y era padre de un niño. Su vocación lo llevó a seguir los pasos de su padre, también policía.
La decisión de convertirse en donante surgió tras la muerte de un familiar por cáncer.
Su padre, Ramón Álvarez, declaró sentirse “muy orgulloso” de que el legado de su hijo, a quien describió como una persona intachable y solidaria, continúe salvando vida. (Por Edgar Flores Maciel)
