El sismo de 1985 mostró la vulnerabilidad de los mexicanos, pero también despertó la capacidad de organización y la urgencia de entender mejor los terremotos.
De aquella tragedia nacieron la Protección Civil moderna, el fortalecimiento del Servicio Sismológico Nacional y la creación del Centro Nacional de Prevención de Desastres.
Hoy se dispone de una red que permite generar reportes en tiempo real, mientras que la ingeniería sísmica cambió de raíz: ahora, existen reglamentos de construcción más estrictos, se instalaron mesas vibradoras para probar estructuras y se forman nuevas generaciones de ingenieros y sismólogos.
