El oro verde llevó riqueza, pero también desastres naturales, por la devastación de los bosques, y estimuló la presencia de bandas delictivas que pretenden controlar el territorio en el Distrito 19, con cabecera en Ciudad Guzmán (municipio de Zapotlán el Grande), que abarca 10 municipios de la Región Sur, 5 de la Región Lagunas y otras 3 de la Región Sureste.
En el Distrito 19 -que tiene 307,419 potenciales votantes- están varias de las poblaciones que forman el corredor de ingreso a Jalisco por el sur, desde la Tierra Caliente michoacana: Amacueca, Atoyac, Gómez Farías, Jilotlán de los Dolores, Pihuamo, Quitupan, San Gabriel, Santa María del Oro, Sayula, Tamazula de Gordiano, Tapalpa, Tecalitlán, Techaluta de Montenegro, Tonila, Tuxpan, Valle de Juárez y Zapotiltic.
Los problemas por la devastación ecológica en la región son muy serios.
“Los incendios que en la actual temporada de estiaje han afectado más de 12 mil hectáreas de bosques y selva baja de la Región Sur de Jalisco están motivados directamente, en algunos casos, en el desmonte de la vegetación nativa y hacer cambios de uso de suelo para cultivos de aguacate, denunció el investigador del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Enrique Jardel Peláez”, publicó El Diario-NTR el 19 de mayo del 2019.
“Los de Ciudad Guzmán son incendios aguacateros, empezaron con uno también en Zapotitlán de Vadillo, (y en) San Gabriel a cada rato; eso no tiene que ver con recursos para el combate de incendios, tiene que ver con acciones relacionadas con estabilizar el uso del suelo, buena parte de eso implica valorizar el bosque como un recurso productivo”, comentó el especialista en manejo de fuego.
La contingencia que se vivió el domingo 2 de junio del 2019 en San Gabriel, en el sur de Jalisco, fue consecuencia de la incuria y la corrupción de autoridades que no atendieron oportunamente las denuncias de la gente, que se quejaba por la depredación de sus bosques y la sobreexplotación de sus acuíferos.
Un torrente de aguas turbias y lodo que bajó de los cerros y provocó el desbordamiento del Río Salsipuedes, dejó un saldo de por lo menos cinco personas muertas, una desaparecida, mil viviendas afectadas y más de 3 mil damnificados.
Aguas que matan por su abundancia y su salvaje caudal cuando quedan libres para arrasar todo lo que encuentran a su paso, luego de le devastación de los bosques. Aguas que matan de sed cuando son escasas debido a la sangría indiscriminada e ilegal de acuíferos, utilizadas para fecundar cultivos y lubricar la riqueza de poderosos traficantes que imponen las influencias del dinero o del miedo.
Desde hace por lo menos una década, rancheros cuyas familias han tenido propiedades desde hace varias generaciones en San Gabriel, por el rumbo de Apango, ya veían con preocupación la llegada de los agroempresarios aguacateros, muchos de ellos de origen michoacano. Arribaron a la región ofreciendo mucho dinero por las propiedades, buscando una negociación por las buenas.
Pero también llegaron dispuestos a utilizar otros argumentos, a amenazar, a intimidar, para quedarse con algunos ranchos de la zona. Esto dicho por gente de la región que, por prudencia o por temor, nunca presentó abiertamente alguna denuncia. Asunto del que, en su momento, debió enterarse el gobierno estatal, primero durante la administración del panista Emilio González Márquez (2007-2013), y luego del priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz (2013-2018).
Entre 2003 y 2017, las huertas aguacateras del sur de Jalisco pasaron de 1,260 hectáreas a 28,833.5 hectáreas en las regiones Sierra del Tigre, Apango y Complejo Volcánico de Colima, es decir, se multiplicaron por 23 en apenas 14 años, publicó el periodista Agustín del Castillo en la plataforma digital del Canal 44 de televisión de la UdeG, el 3 de septiembre del 2019.
El martes 23 de marzo del 2021 el dirigente estatal del PRI en Jalisco, Ramiro Hernández García, informó que debido a la inseguridad que prevalece en la región sur, su partido no registró candidatos a presidentes municipales en Tecalitlán y Jilotlán de los Dolores, dos poblaciones del Distrito 19 electoral.
Los antecedentes de la violencia en la región sur de Jalisco están documentados por lo menos desde hace una década. Región caliente, no sólo por la denominación genérica de su clima sino por la fuerte presencia de grupo delictivos en la frontera de Jalisco y Michoacán, que afecta a poblaciones del estado vecino como Tepalcatepec, Coalcomán, Buenavista Tomatlán, Carrillo Puerto, Apatzingán, Chinicuila y Aguililla.
Ese territorio ha estado en disputa entre diferentes grupos delictivos como Los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana, el Cártel de Sinaloa, Cárteles Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
El calor de esas disputas también afecta seriamente a poblaciones jaliscienses de la región sur y del Distrito 19, como Tecalitlán, Jilotlán de los Dolores, Gómez Farías, Pihuamo, San Gabriel, Tamazula de Gordiano, Tecalitlán, Tolimán, Tonila, Tuxpan, Zapotiltic, Zapotlán de Vadillo y Ciudad Guzmán (Zapotlán el Grande).
No será tarea fácil para las autoridades estatales y federales garantizar la seguridad de los candidatos en esa región donde privan la incertidumbre y los riesgos. También será un verdadero desafío para los candidatos obtener la confianza de la gente que pudiera sentirse abandonada por sus presuntos representantes populares. (Por Pedro Mellado Rodríguez / Gráfico: con información del Instituto Nacional Electoral)