La Casa de la Moneda en Filadelfia acuñó el miércoles pasado el último centavo en circulación, tras la orden del presidente Donald Trump de eliminarlo debido a que producir cada “penny” cuesta casi cuatro veces su valor.
Aunque el centavo existe desde 1793 y muchos lo consideran un amuleto o pieza nostálgica, su función en la economía digital es cada vez más irrelevante.
La decisión sorprendió a comercios, que improvisaron redondeos, solicitudes de pago exacto e incluso promociones a cambio de centavos.
El Tesoro estima ahorros anuales de 56 millones de dólares, aunque persiste el reto de monedas cuyo costo también supera su valor, como el “nickel”, que cuesta casi 14 centavos fabricar.




